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El auge del fascismo en Europa: claves para su comprensión I

La deriva autoritaria del proyecto europeo puede explicarse, en buena medida, por dos claves existentes en nuestras sociedades occidentales y que están profundamente interrelacionadas.

A) Por una parte, lo que se podría denominar como el agotamiento de los presupuestos fundamentales del proyecto moderno liberal a la hora de dar respuesta a los problemas sociales e históricos del siglo XXI. Este proyecto está compuesto por tres vertientes que no son sino diferentes caras de un mismo proyecto histórico, que en términos de Michel Foucault podría caracterizarse como un ‘regimen de verdad’. Esas diferentes expresiones son las siguientes:

-Pensamiento Ilustrado: El discurso Ilustrado crítico.

-Pensamiento Neoliberal.

-Pensamiento Neconservador

A lo largo de mi exposición, argumentaré que buena parte del resurgimiento del fascismo y del autoritarismo en Europa y en otras partes del mundo, obedecen al declive del Proyecto liberal en su concepción ilustrada y al fortalecimiento de las interpretaciones neoliberales y neoconservadoras, en una articulación discursiva denominada por algunos autores como el discurso neocon.

B) Por otra parte, las actuales formas de fascismo, nueva derecha o autoritarismo político difieren significativamente de las experiencias históricas que surgieron en Europa a lo largo del siglo XX. Tal diferencia puede explicarse por la predominancia en las sociedades occidentales del siglo XXI de un determinado tipo de pensamiento denominado Postmodernidad. Un discurso que surge como crítica a la totalidad del pensamiento Liberal moderno y que a su vez está sujeto a diferentes interpretaciones.

Algunas de esas interpretaciones tienen claras potencialidades emancipadoras y liberadoras, – una postmodernidad crítica-; mientras que otras se caracterizarían por tener claras tendencias hacia el autoritarismo y conservadurismo, -una postmodernidad nihilista o neoconservadora-.

En función de cuál sea la dirección que se tome, y ahí la educación en sus diferentes niveles y ámbitos de intervención tiene mucho que decir, nuestras sociedades asumirán unas formas organizativas u otras.

Estamos por tanto ante una decisión de naturaleza política que nos atañe a todos y todas como ciudadanos de sociedades complejas, que tienen que dar respuesta a problemas que exceden la esfera técnico-tecnológica, y que se adentran en cuestiones de índole ética, política y filosófica.